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Control de la Impulsividad.

Entre todas las emociones que sentimos encontramos la Ira. Considerada como una emoción negativa la Ira también tiene su función. Sin embargo es cierto que si no sabemos controlar esta emoción y nos dejamos arrastrar por ella, puede tener consecuencias desagradables para nosotros y para los que nos rodean.

En nuestras visitas a los centros escolares un taller muy destacado es el del control de la impulsividad. En el caso de la Ira, la Rabia, el Enfado o Enojo facilitamos a niños y adolescentes diferentes técnicas de control de la impulsividad. Una de estas técnicas es la de los Pensamientos Fríos o Calientes. Hoy vamos a hablar sobre ella.

Todos podemos notar cuando nos estamos enfadando porque lo sentimos en nuestro cuerpo de distintas formas:

  • Un nudo en la garganta.
  • Sube nuestra temperatura y nos ponemos rojos.
  • Apretamos los puños o los dientes.
  • Malestar en el estómago.
  • Levantamos la voz.
  • Nuestro cuerpo se pone en tensión o rígido.
  • Se nos aceleran el ritmo cardiaco y la respiración.

Antes de que esto nos lleve a actuar llevados por la impulsividad, de forma descontrolada e irreflexiva, y cuando empezamos a notar los primeros síntomas físicos podemos poner en práctica nuestras técnicas de autocontrol.

Técnica de los pensamientos fríos o calientes:

Para explicar que son los Pensamientos Fríos vamos a contar primero lo que son los Pensamientos Calientes y así lo vamos a entender mejor.

Pensamientos Calientes

Pensamientos Calientes son todos aquellos que hacen aumentar nuestra Ira y nuestro Enfado, disparando nuestra impulsividad y acercándonos a la posibilidad de hacer algo de lo que luego podamos arrepentirnos:

  • Siempre me pasa a mi.
  • Esto es injusto.
  • No tengo suerte.
  • No hay derecho.
  • Pues se va a enterar.
  • Voy a vengarme.

 

Pensamientos fríos

Sin embargo los Pensamientos Fríos son la antítesis; los que nos van ayudar a calmarnos, a ver la situación con perspectiva y a actuar de forma reflexiva.

  • No pasa nada.
  • Tampoco es para tanto.
  • No puedo tomármelo tan a pecho.
  • Unas veces se gana y otras se pierde.
  • En otro momento lo hablamos y lo aclaramos.

Nuestra voz interior siempre nos está hablando, vamos a utilizar este hecho a nuestro favor eliminando los pensamientos negativos o autodestructivos para que sea nuestra herramienta y no nuestro enemigo. Nos ayudará a tener un mayor control de la impulsividad y lo podemos trasladar a todos los momentos de nuestra vida. Enseña esta técnica a tu hijo o a tus alumnos y…

¡A ponerla en práctica!

Actuar contra el bullying es cosa de todos.

Laura Rodríguez psicóloga.
control de la impulsividad.

Psicólogos Vítalis