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Cómo reconocer las Altas Capacidades (AACC) en un niño

Nos ha interesado mucho éste artículo de Ramón Soler para Cuerpo y Mente, en él describe características comunes de los niños con Altas Capacidades. Puede que muchos padres, al leerlo, veamos reflejada nuestra realidad, lo que tampoco quiere decir que, definitivamente nuestro hijo sea AACC. Pero si lo sospechamos debemos comunicarlo al colegio, donde tendrán las herramientas necesarias para su detección.

Ramón Soler, para Cuerpo y Mente:

«Dominan el lenguaje desde muy temprana edad. Una de las particularidades que más llama la atención de los padres con niños de Altas Capacidades (AACC) es que comienzan a hablar desde muy temprana edad, algunos desde que tienen meses. Con menos de dos años pueden formar frases complejas y en tiempos verbales que otros niños tardan años en dominar. Además, a medida que crecen, su léxico se enriquece y poseen un dominio de la lengua muy profundo. También resulta curioso cómo suelen pronunciar de forma muy remarcada las palabras.

Tienen una alta capacidad de concentración y observación. Desde su época de bebés, estos niños impresionan a los adultos de su alrededor por su capacidad de concentración y de observación. Pueden pasarse largos minutos jugando con algo que les apasione. Además, son muy observadores, miran atentamente todo aquello que les llama la atención y se fijan en detalles de los que solo ellos se percatan. Su mirada, fija e inteligente, llama mucho la atención.

Es normal que muchas de estas niñas y niños presenten una gran energía y necesiten moverse continuamente para relajar la tensión de su cuerpo.

Poseen una gran memoria y rapidez mental. Las personas de AACC poseen lo que se denomina un cerebro en llamas, esto es, un cerebro rápido, en movimiento perpetuo, que no para ni un minuto quieto. Debido a este funcionamiento cerebral peculiar, el pensamiento de los niños de AACC es rápido y vivaz, continuamente están inventando, tramando, pensando y experimentando.

Su pensamiento es arborescente. Frente al pensamiento lineal, secuencial y progresivo habitual en el ser humano, los niños de AACC presentan un pensamiento arborescente. Esta cualidad les ayuda a ser tremendamente creativos e imaginativos. Los niños de AACC desarrollan su creatividad a partir de la asociación de imágenes, emociones e ideas tomadas de ámbitos muy diferentes.
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Duermen muy poco. Para muchos niños de AACC el momento de irse a dormir puede ser un suplicio. Al ser tan inquietos, intelectualmente hablando, el tiempo de sueño supone para ellos una auténtica pesadilla. Les cuesta desconectar y relajarse. Algunos niños presentan sueños muy vívidos, otros pesadillas frecuentes. También pueden aparecer episodios de sonambulismo.

Presentan hipersensibilidad. Etiquetas, zapatos, algunos tejidos, olores, sabores, texturas, colores, ruidos, pueden molestar fuertemente a los niños de AACC, tanto como para llevarles hasta el llanto.
Hiperemocionalidad. La sensibilidad emocional de estos niños resulta muy profunda y marcada. Con frecuencia, sus padres los describen como niños intensos que reaccionan (para los demás) de forma exagerada. Sin embargo, no exageran, estos niños viven de forma mucho más intensa y profunda que los demás niños. También se preocupan mucho, desde épocas muy tempranas, por temas como la muerte, su destino y las injusticias. Son muy empáticos y altamente sensibles.

Sufren fracaso escolar. Al poseer una capacidad de aprendizaje tan rápida y eficaz, son niños que suelen frustrase mucho con actividades muy repetitivas. Por ello es frecuente que se aburran del colegio desde la etapa infantil. Más adelante, muchos de ellos sufren fracaso escolar. Además, como detentan una gran capacidad memorística, no necesitan estudiar para sobrevivir en el sistema escolar, por lo que sus notas no son espectaculares.
Todo lo piensan, todo se lo cuestionan. Estos niños intelectualmente tan profundos necesitan una explicación para todo. No se conforman con el típico “porque sí” o “porque yo lo digo”. Todo lo cuestionan y a todo el mundo, incluidos sus padres, cuestionan.
Desean, ávidamente, saber y comprender: es su motor de vida. Para ellos, la etapa de los «¿por qué?» comienza a edad muy temprana y, tal vez, si se desarrollan de forma adecuada y no pierden su sed de saber, nunca termina.
Muchos de estos niños son perfeccionistas y se frustran cuando algo no les sale bien. Se enfadan y se sienten mal.

Disincronía. A veces, parecen más mayores de lo que son, a veces, más pequeños. Esto crea gran confusión a los adultos de su alrededor. Puede darse una falta de sincronización en el desarrollo intelectual, social, afectivo, físico y motor. Aunque sean niños intelectualmente muy avanzados, su evolución emocional, física o social va a otro ritmo.

Necesitan seguridad y cariño continuamente. Para desarrollarse de forma saludable y equilibrada, estas niña y niños tan extremadamente sensibles necesitan sentirse siempre seguros y demandan continuamente la presencia de los adultos de su alrededor. Para ellos resulta imprescindible, durante los primeros años de vida, estar cerca de sus figuras de apego principal. Si se sienten solos o mal acompañados, su autoestima se ve profundamente mermada.

Si detectas varios de estos indicios en tu hijo/a y piensas que puede tener Altas Capacidades, es recomendable comentarlo en el colegio para que puedan detectarlo de forma adecuada.»

Ramón Soler

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