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El trastorno de conducta en adolescentes

En los adolescentes este trastorno se puede presentar como una alteración del comportamiento, que puede conducir a la vulneración reiterada y consciente de las normas familiares y sociales e incluso a incurrir en conductas de riesgo.

La adolescencia es un periodo de transición y cambio. Se estima que uno de cada cuatro niños o adolescentes, de entre 13 a 16 años, tendrán trastornos de conducta. De estos, la prevalencia en los chicos es cuatro veces mayor que en las chicas. Presentando las adolescentes una sintomatología diferente; conducta más sexualizada y menos agresiva que en el caso de los chicos.

Para empezar es fundamental descartar una patología orgánica de base, así como comorbilidades psiquiátricas (trastorno depresivo, ansioso, psicótico, TDAH…)

Principales señales de alarma

Podemos destacar como señales de alarma:

  • Rasgos disociales y de inestabilidad emocional de la personalidad.
  • Conductas con agresividad física o verbal con episodios de explosión e ira.
  • Irritabilidad.
  • Impulsividad.
  • Baja tolerancia a la frustración.
  • Poca o nula capacidad para la demora de la gratificación.
  • Recurre con facilidad y asiduamente a la mentira.
  • Poca capacidad para el afrontamiento del estrés.
  • Desafío de las figuras de autoridad.
  • Dificultad para cumplir normas y límites establecidos.
  • Desobediencia sistemática.
  • Tendencia al retraimiento o aislamiento social o cambio en los vínculos habituales o de amistades con los que se relacionaba.
  • Estilo de vida poco saludable: horarios desorganizados, trastorno de conducta alimentaria, abandono del ejercicio físico, trastornos del sueño.
  • Absentismo escolar y bajo rendimiento académico.
  • Consumo de tóxicos.
  • Atentar contra la propiedad ajena debido a un comportamiento destructivo o por robos.
  • Conducta sexuales inadecuadas.

¿Qué podemos hacer?

La prevención, detección y tratamiento precoz sería el objetivo para un mejor pronóstico de los trastornos conductuales. Evitar que la conducta perturbadora se establezca como estilo de comportamiento.

Es fundamental para cumplir dicho objetivo mejor coordinación y comunicación entre familiares, educadores, pediatras y médicos de familia y salud mental.

El tratamiento

Debe estar centrado en el adolescente y su familia, aunque lo habitual es que el adolescente no acepte el diagnóstico de Trastorno de conducta.

El tratamiento debe ser individualizado y personalizado, llevado a cabo por un equipo multidisciplinar, donde se trabajen las distintas áreas: clínica, psicológica, educativa, terapia individual y grupal, terapias alternativas (Mindfulness, EMDR, Yoga Especial…) con el fin de alcanzar la remisión de la sintomatología, la autonomía y funcionalidad del adolescente.

Marina Maté Moreno Psiquiatra, Directora Médica del Programa Acude

Ver también nuestra colaboración en el reportaje sos: convivir con un adolescente y no «morir» en el intento

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